lunes, 23 de junio de 2014

Color para una habitación adolescente, o cómo renovar cuando se dispone de poco presupuesto.

A finales de 2014 tuve la ocasión de ayudar a un adolescente a elegir colores para su habitación. Era su deseo jugar con tonos de azul  y verde, y este fue mi punto de partida. A propuesta mía escogimos dos tonos de azul, uno más intenso para la pared de acento y otro mucho más claro para el resto de la estancia. Y decidí situar los tonos de verde en la ropa de cama. 

Hicimos una primera selección de colores y  pintamos unas muestras que nos permitieron afinar el color de acento, pasados unos días de observación "in situ". Optamos por un azul un poco más agrisado que el elegido de entrada, y una vez acabado el magnífico trabajo de los pintores -los hermanos Martos de Moià-, el resultado final de la pequeña reforma fue el que sigue:




Estancia adolescente, después.


Para el techo, mi cliente quiso un tono de blanco. Elegimos, pues,  uno con un toque de azul, para que armonizara con el resto de colores, y asimismo porque se trata de un blanco que produce una sensación visual de gran frescor.

La ropa de cama la elegimos de Basi, en tonos de las familias del verde, de los rojos y del amarillos, que dieron el necesario toque de alegría. Al tratarse de un dormitorio, el ambiente debía ser relajante. Y se hacía necesario equilibrar la presencia cálida de la madera en el mobiliario y paredes, cuyo color -de la familia del naranja- es complementario de los azules dispuestos en las paredes.


La habitación tratada presentaba un estado muy deteriorado. Tal como podéis apreciar en la foto del antes, los muros sustentaban todo tipo de experimentos infantiles, incluidos dibujos con rotulador enmascarados con tippex. La publico para que podáis apreciar la gran mejora que se puede hacer con muy pocos elementos bien elegidos. Las fotografías se hicieron con el mismo dispositivo y el mismo ángulo de visión, para poder apreciar los cambios adecuadamente.


Habitación adolescente, antes.

Los tonos azulrojo y amarillo, presentes en la ropa de cama y en los complementos del joven dueño de la habitación, forman una armonía triádica, es decir, armonizan entre ellos porque son equidistantes dentro del círculo cromático. Se trata de una armonía de colores primarios, muy del gusto de niños y adolescentes y que , junto con los verdes, proporcionan el equilibrio necesario entre tonos cálidos y fríos.



La lámpara de sobremesa, recargable con la luz solar, se va adquirió en Ikea .




El mobiliario se va mantuvo en su mayoría, por deseo de los clientes. La librería de la imagen se realzó pintando la pared del fondo con el azul de acento. Dicho paño de pared corre en un plano paralelo al del muro lateral de la cama. El azul intenso ocupa, pues, todo el plano del fondo de la habitación.




Para las cortinas, adquiridas y confeccionadas en Mobles Moià, escogimos una tela en color crudo con listado  en amarillo mostaza, que coordinado con el de la funda de la almohada. Incluso  el preexistente "atrapa-sueños" se integra armoniosamente en la paleta de colores diseñada. 




La lámina enmarcada y el arrimadero de madera laminada ya estaban en  la habitación y, como podéis apreciar, se integraron junto con los elementos de nueva adquisición en una composición de color perfectamente equilibrada y alegre.

A raíz de los cambios llevados a cabo, dicen que mi cliente empezó a dormir más profundamente. Parece ser que el tono oscuro de la pared lateral, al no ser tan reflectante como el blanco que había  allí anteriormente, le ayuda a conciliar el sueño mejor que antes de la reforma. I de rehuir su dormitorio infantil ha pasado a ocupar realmente su nueva estancia adolescente. ¡Un reto conseguido y que me produce una gran alegría!

Isabel de Yzaguirre,
La Colorista.



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